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¿Es posible un divorcio en positivo para proteger la estabilidad emocional de los hijos?

¿Es posible un divorcio en positivo para proteger la estabilidad emocional de los hijos?

No hay duda de que el divorcio es un proceso duro y que en no pocas ocasiones causa un sufrimiento importante. No es una decisión que haya que tomar a la ligera y cuando se llega a ella, es porque se han agotado todas las vías previas o porque realmente no encontramos otra solución viable para seguir avanzando.

Esta situación cobra aún más trascendencia cuando el matrimonio tiene hijos, pues supone un cambio en esencia de la vida tal como la han conocido hasta ahora.

Entonces ¿Qué ocurre con aquellas parejas que no encuentran otra solución que la separación o divorcio?

Tradicionalmente la situación se resuelve otorgando la custodia a uno de los cónyuges (por lo que el niño o la niña ve al otro progenitor apenas varios días a la semana) o con la custodia compartida, normalmente semanal (los niños tienen dos domicilios, el de la madre y el del padre).

En ambos casos la tónica es pasar periodos de tiempo considerables sin ver a uno de los padres. Los niños tampoco tienen opción de disfrutar de actividades con ambos padres a la vez, como un desayuno o ir al cine.

Afortunadamente cada vez son más padres los que apuestan por soluciones flexibles y ágiles para la vida de la familia. Soluciones hechas a medida para los niños.

La mente de los niños funciona de forma diferente a la de los adultos. Para llegar a su mundo, hay que comprender sus valores. Recuerda cómo pensabas cuando eras niño, cómo sentías y a lo que dabas importancia.

¿Qué es realmente importante para los niños en una separación o divorcio?

Que sus padres se tengan cariño y respeto entre ellos, pasar tiempo con ambos (sea juntos o de forma secuencial) y sobre todo, que sientan que son lo más importante para ellos

Nos sorprendería cómo los niños simplifican la institución del matrimonio. Su mundo se centra en que sus padres estén con ellos, se quieran entre ellos y los quieran sobre todas las cosas.  Esto es posible también incluso si lamentablemente sus padres están divorciados. Nada impide firmar un divorcio que contenga elementos como que el padre llevará a sus hijos al colegio por la mañana o que la familia desayunará con ambos progenitores los domingos.

Hay que decir que a veces la situación es compleja y que es materialmente imposible sentir un mínimo de afecto por la expareja. En estos casos, con que “lo parezca” es suficiente.

La rutina les da seguridad, confianza y es la base de un desarrollo estable

Los niños son muy sensibles a los cambios. Los hijos de padres divorciados no tienen por qué renunciar a seguir con sus costumbres. Para que una separación no sea traumática para ellos se debe cuidar que su vida sea lo más parecida a lo que era hasta entonces y que en todo lo posible sean los padres y no ellos los que realicen todos los cambios en el día a día. Incluso, si hay buena relación entre los padres, y con buena organización, puede establecerse que sean éstos quienes vivan en el domicilio semanas alternas. Para ello resulta especialmente útil que una vez firmado el divorcio, los padres sigan acudiendo de forma mensual al asesor familiar, y organizar los aspectos domésticos.

El estrés de los niños relacionado con la actual situación dependerá de cómo los padres manejen la crisis

Los niños espejean las emociones de sus padres. Según Gene Beresin, profesor de psiquiatría en la Universidad de Harvard y director ejecutivo del Centro Clay para Mentes Saludables en el Hospital General de Massachusetts, la estabilidad emocional de los niños se ve profundamente afectada por su percepción del bienestar emocional de las personas que están a su cargo. Por tanto, los acontecimientos presentes y futuros pueden ser coloreados y matizados por el comportamiento actual de los adultos.  Si ven que sus padres están serenos, felices y positivos con respecto al futuro, ellos les dará confianza, seguridad y será mucho más fácil que afronten un divorcio de manera positiva.

El divorcio en positivo: la figura del asesor familiar

La figura del asesor familiar es especialmente importante en el divorcio en positivo. Suele tratarse de un profesional con formación jurídica y psicológica. La metodología en la que se basa el proceso es a través de sesiones con un progenitor o con ambos (si hay buena relación), y concluye con la redacción de un acuerdo de divorcio detallado y personalizado que el asesor familiar derivará al abogado especialista en derecho de familia para su rápida tramitación judicial.

En ocasiones es necesario continuar teniendo contacto con el asesor familiar, normalmente de forma mensual, por ejemplo si los padres deciden el uso alterno de la casa, para evitar conflictos en la gestión de la misma.

La finalidad que persigue el asesor es el bienestar psicológico y emocional de los hijos y de los progenitores.

Uno de los métodos es el denominado “Proceso SER®” . En este proceso se trabajan los siguientes puntos:

  1. La relación personal entre los progenitores.
  2. La relación con la familia política.
  3. La relación con futuras parejas.
  4. Promueve que los hijos vean a ambos progenitores incluso a diario.
  5. Se contempla la posibilidad del uso de la vivienda familiar por ambos.
  6. Valores y educación de los hijos (comunión, tratamientos médicos, viajes….)
  7. Cualquier punto que sea importante para el progenitor.

El proceso SER® en definitiva pretende servir de herramienta a aquellas personas que habiendo tomado la decisión de divorciarse, apuestan por formas flexibles y ágiles más acordes con el día a día de la familia.

Un divorcio en positivo que evita la judicialización de la familia, pues fomenta el diálogo y evita el conflicto a corto y largo plazo.

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